MI PADRE
Mi padre era un señor muy bien plantado,
árbol con las raíces como espuelas,
que cargo con su infancia sin escuelas
con la firme actitud de un buen soldado
Era su voluntad como el arado
al dividir los sueños en parcelas;
sus manos eran rudos centinelas
que guardaban la paz del hombre honrado. La muerte -trauma absurda de la vida- se ha llevado a mi padre a su guarida y quisiera retarla frente a frente la herida duele menos que el vacío ésta ausencia es un lento escalofrío por donde va mi pena torpemente. Sin que pueda medir la luz más cierta, ni la palabra clave que despierta en la verdad de dios hecha simiente sin que nada se salve del presente, ni se pueda cruzar la única puerta… Sin que se pueda hacer alguna oferta que tuviera un destino permanente si llegara de pronto algún remedio, si pudiera escaparse del asedio y volver al comienzo de la prisa… En nombre de un señor muy bien plantado hoy quisiera dejarlo todo a un lado y hasta llevar por fuerza una sonrisa. Sara Martínez Castro poetiza cuban
árbol con las raíces como espuelas,
que cargo con su infancia sin escuelas
con la firme actitud de un buen soldado
Era su voluntad como el arado
al dividir los sueños en parcelas;
sus manos eran rudos centinelas
que guardaban la paz del hombre honrado. La muerte -trauma absurda de la vida- se ha llevado a mi padre a su guarida y quisiera retarla frente a frente la herida duele menos que el vacío ésta ausencia es un lento escalofrío por donde va mi pena torpemente. Sin que pueda medir la luz más cierta, ni la palabra clave que despierta en la verdad de dios hecha simiente sin que nada se salve del presente, ni se pueda cruzar la única puerta… Sin que se pueda hacer alguna oferta que tuviera un destino permanente si llegara de pronto algún remedio, si pudiera escaparse del asedio y volver al comienzo de la prisa… En nombre de un señor muy bien plantado hoy quisiera dejarlo todo a un lado y hasta llevar por fuerza una sonrisa. Sara Martínez Castro poetiza cuban